martes, 1 de mayo de 2007

Colaboraciones: En este apartado se incluirán los artículos dirigidos a nuestra Santísima Virgen.

Siempre había sido mi madre desde que la conocí…pero últimamente se ha convertido además en mi compañera. Con esto no quiero decir que le pueda hablar (¡ni siquiera mirar!) a su altura, sino que en estos últimos años está siempre presente en mi vida, y en cualquier recodo, cuando busco serenidad o alivio…aparece Ella. Ha pasado de ser mi madre a ser mi confidente y sobre todo, mi modelo, cuando pierdo el rumbo y el norte, entonces, es cuando voy a buscarla en la soledad de la capilla y allí le pido que me ayude, que me oriente, que me haga ver el camino…que me mire con esas dos estrellas que tiene por ojitos…de varios entuertos me ha sacado ya, doy fe, nunca pagados suficientemente ni como se merece, pero es mi Madre, y sabe mis limitaciones, aunque por Ella bien merece la pena superarse. (Anónimo)

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